lunes, 16 de junio de 2014

Martita

Estoy esperando a que empiece la actuación de Martita, de la que hablo poco en este BLOG, no porque no tenga nada que decir sobre ella sino porque si empiezo no termino.
Martita es una sonrisa. Sonrisa de su alma abierta, generosa, despierta, especialmente tocada -de momento- para las cosas santas, se lleva a la pisci la Biblia, pinta vírgenes marías y jesuses te amo a tutiplen, a veces pelín blandita pero ya endurecerá. Y es sonrisa en su cara pecosa, de nariz chata, de ojos expresivos que acompañan su alegría, su pasar por la vida feliz, entusiasta, apuntándose a todo y con todos.
Esa es mi tocaya, la tercera, la sandwhich de la casa, entre los machos camachos que no entienden, espero que de momento, su feminidad y la cenutria de una Almu batalladora que lucha sin cuartel por ocupar su puesto...y el de todos los demás en la familia.
El otro día cuando madre se iba ya a casa después de una tarde, como es habitual llena de sus detalles, inmensos por lo pequeños le dije al despedirme que era un regalo de Dios para nosotros y al empezar a rezar (siempre empezamos pidiendo o dando gracias por lo que a cada uno se le vaya ocurriendo, y salen cosas bien bonitas y bien disparatadas a veces), como decía Martita dio las gracias por todos los regalos "que no se ven" pero que son los que mueven el mundo. Y es textual no he querido tunear la cita con amor de madre, como suele ser habitual...y añadió, bueno y por los Reyes Magos que los mandó Dios para que nos trajeran regalos de verdad...maravilla captar tan sencillamente eso de que somos espíritu encarnado.
Me rechifla.