lunes, 28 de diciembre de 2015

Inocencia.

Queridos todos.
Estoy leyendo con mis hijas, y Rafa cuando aparece en escena,un libro que recomiendo para leer en Adviento y Navidad que me regaló un buen amigo: 'El Belén que puso Dios' de Enrique Monasterio. Es la historia de cómo Dios fue preparando el primer Belén de la humanidad. Una delicia, combina profundidad, ternura, sentido del humor y la belleza del Misterio sin caer, a mi juicio, en la ñoñería.
Y precisamente hoy día de los Santos Inocentes,  cosas de la providencia, leía a mis hijas las páginas que incorporo en la entrada y en las que se describe a los niños como más preciosos que todos los soles del firmamento, porque cada uno es capaz de contener al Infinito.
Y en ese momento. Almudena que hacía pompones de lana con Martita al tiempo que Rafa arreglaba con sus herramientas la litera. Para en seco. Me mira con sus ojos inquisitivos y siempre alerta y saltando de su aparente distracción  me dice con alegría, pero algo dubitativa:
-'¿En serio mami?' '¿Somos tan preciosos?'.
-Sí,  Almu, sí.
-'Pues qué bien'. 'Sigue, sigue leyendo'.

Palmadita en la espalda que me han dado hoy...!Gracias!.

sábado, 12 de diciembre de 2015

La sonrisa de Giorgina

Cena en casa de unos amigos muy admirados por su coherencia, su alegría, su formación y su capacidad de transmisión natural, encarnada, vital, existencial. No hay fisuras son lo que dicen ser, un ejemplo.
Otro  matrimonio, menos conocido pero igual de ejemplar muestran con sencillez la importancia de no darse importancia de dejarse hacer, de permanecer, constantes con perseverancia sin aspiraciones propias y ombligueras.
Un sacerdote polaco con una frescura arrolladora, con ganas, imaginación y creatividad al servicio del más grande; carisma, fuerza y entrega.  Hablamos de sopas polacas, de cine, de niños de historia.
Y tras una breve conversación sobre el aparente topicazo y frase hecha del 'todo sufrimiento es para bien' 'nunca sabemos porqué y para qué'...
Engancho con una madre joven, Giorgina, madre primeriza que busca educación y formación y...nos miramos y nos vemos identificadas. Me veo quince años atrás con grandes dudas, con ese anclaje y a veces esclavitud que nos da el habernos educado en grandes colegios, con el miedo a lo desconocido, con la cabezonería monorail de quién sin mala intención sólo da por buena una opción... la que no encaja con  el nosotros familiar sino con mi 'yo' infantil crecidito del que tanto cuesta salir porque seguimos siendo nosotros.
Y le cuento y me mira y sonreímos, nos sonreímos,  y casi lloramos porque ella buscaba alguien en quien mirarse y yo alguien a quien mirar y poder ayudar y sacar verdad y bien del dolor, de la frustración, de la terquedad del alma.
Puf. Vaya regalito de Navidad adelantado.