Queridos.
Qué sensación la del paso del tiempo. El paso del tiempo en las ciudad. En mi ya multíparo cuerpo. El liberalismo londinense deja unas huellas atroces. Los cinco partos y tres abortos, también.
Parece insensato decirlo pero nuestro Urbanismo es mucho más respetuoso con la ciudad consolidada. Y consolidada andaba yo cuando me levanto a las 4 de la mañana para que un inglés, con flema o no, diga que el 'Urban Law' prácticamente es inexistente. No daba crédito. El brexit se les ha subido a la cabeza o se les ha bajado a los pies. Menos mal que el representante de la ONU después lo arregló un poco porque darse la paliza para esto...
Pero el Urban Half Day de nuevo me llevó a esa África de constituciones importadas y costumbres no exportadas y a una ONU que prepara Hábitat III y yo con ellos. Y mereció la pena el madrugón.
Y en fin volver a pasear por Londres, tras 30 años, me llevó a Liberty y sus flores, a pasear hasta caer rendida, a comer mal y disfrutarlo, a las rebajas caras y picar y a la experiencia estética en la National Gallery los cuadros que compraban los pintores, -me quedo con los que compraban Degas y S. Freud - y de nuevo querer llevar a los míos y soñar con hacerlo y subirlos como hice yo...hace treinta años a los leones de la plaza de Trafalgar.
sábado, 16 de julio de 2016
Londres. 30 años después.
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