Día 1. Bandera verde. Hay que nadar hasta la boya. Me acompaña Ignacio (13). Vamos charlando a golpe de brazada. Nos sumergimos y escuchamos el mar por dentro. Creemos oir delfines. O su latido. O la arena al moverse. O simplemente oímos el silencio. Seguimos nadando. Ignacio me enseña a nadar estilo 'medusa' . Moviendo los brazos y las piernas en semicírculos y boca arriba. Es relajante. No se salpica. Se avanza. Echamos de menos a madre lesionada. Planazo.
Día 2. Convenzo a Almudena (8) para que venga a nadar conmigo con la tabla. Ato su tabla a mi brazo con la cuerda. Todavía depende de mi. Chapoteamos más. Todo va suave hasta que...zas. Una especie de descarga eléctrica en mi brazo me recorre el cuerpo entero. Grito de dolor. Asusto a Almudena. Me apoyo en ella y en la tabla. Y entonces grita ella. Le transmito el picor de la medusa.
Llegamos hasta la playa. Tengo el brazo cómo si me hubieran azotado con un cinturón eléctrico.
Vamos al puesto de salvamento. Me acompaña una cohorte de niñas. Acontecimiento veraniego y de repente...
Del puesto de salvamento aparece una especie de adonis de cuerpo depilado, musculoso, rubio teutón, de brazo torneado y pecho palomo. Las 7 mujeres de distintas edades no sabemos reaccionar. Cinco segundos de silencio y contemplación...hasta que habla (como en el chiste pa' ca'gala) y con acentico de la tierra me dice...'eso eh' una medusa trae que t'escho agua salá con vinagre...'
Creo en su remedio y en que la pócima o su encantamiento me curen este dolor.
Día 3. Bajo al mar a nadar a ver si me pica otra medusa... ;).
jueves, 24 de agosto de 2017
Va de medusas y medusos
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