Viernes noche. Cena en restaurante de un emprendedor que además de emprender involucra a sus ocho hermanos. Un ejemplo de simpatía y dinamismo.
Viernes noche. Llegamos con el peso de la semana. Nudos, tensiones, proyectos, novedades, responsabilidades...de mayores, aunque seamos niños en muchas de nuestras reacciones.
Viernes noche. Vamos cenando, nos vamos relajando, será el vino, la buena mesa, la compañía de los que te quieren desde dentro y desde siempre.
Viernes noche entramos en la fase anecdotaria, son ya mucho años y Pilar sigue sin hablar inglés, y los hombres siguen siendo hombres y lloramos, lloramos de risa.
Viernes noche. Copas y mojitos y más risas. Imaginamos tonterías. Resolvemos el mundo. Los ángeles de Charlie en la ONU. Creamos la nueva dirección general para de prevención de riesgos nucleares y asuntos alimentarios en las smart cities que dirigimos, recién pasadas por el quirófano para rebajar cartucheras, engordar moritos resultar física y políticamente correctas.
Viernes noche. La sonrisa puesta. Disfrute y regocijo. Calor del alma el del buen amigo.
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