QueridAs todAs.
Y no es que me haya vuelto genérica sino que creo que esta Tesela es muy femenina y se la dedico a todas mis amigas del alma.
En todos estos mis viajes por el mundo estoy cogiendo la costumbre de ir a la pelu. Así me siento limpia y segura ( parece un anuncio de otra cosa...) pero esto es para féminas así que me entendéis.
Los primeros ensayos fueron en España al ir a examinar. Los días de libranza buscaba (en Ubeda, en Vitoria, en Denia) una escuela de peluquería donde por menos de 30 euros te hicieran tratamiento facial, uñas y pelu... Casi todo a la vez y mientras te enterabas de todos los cotilleos del pueblo. Un planazo para integrarse en al vida local.
Mi primera experiencia ya fuera de España fue en Quito en 2016 cuando vine a Hábitat III estuvo interesante... una peluquería de dominicanos donde peinaban, comían y cuidaban a los niños a la vez no estuvo mal y no me dejaron mal...
La siguiente en Kuala Lumpur allá iba más tranquila. El alisado a la oriental encajaba con mis rasgos y la pelu tenía un nombre sofisticado como de despacho de abogados; London and Barker o algo así.
Me sentaron en una silla y sin mojarme la cabeza, un malayo empezó a ponerme productos espumosos al tiempo que me hacía un masaje en la nuca, no sé cómo lo lograba porque no echaba agua pero salía espuma y no derramaba la espuma en el suelo y el pelo se lavaba en semiseco. Movía las manos de forma muy marcial, para controlar la espuma, claro. Yo miraba de reojo a ver si tenía un cubo o algo, pero no, repitía los movimientos sistemáticamente y en fin no había lavabo por ningún lado ¿esto se aclarará con otro producto, con otro masaje? ¿Me preguntaba? Impresionante know how para tiempos de sequía y cambio climático.
Por fin cuando creía que iban a absorber la dichosa espuma con algún artilugio sofisticado o con otro movimiento de muñeca... Me pasaron al lavabo que estaba en el backstage como escondido y en penumbra. Era perfecto, te tumbabas y no te sentabas y no cogías dolor de cuello que ese que siempre te quita el efecto del masaje y entonces si, por fin llegó el ¡agua¡ abundante, templada, en su punto que aclaraba la espuma y me dejó nueva.
El alisado japonés sin más misterio, secador plancha a cuatro manos, se nota que la mano de obra es barata.
Creo que no quedó mal del todo.
Y hoy en Quito que ya siento un poco mía, como no tenía la habitación preparada me he lanzado a la calle recordando, reconociendo de nuevo los profundos contrastes de esta ciudad pero sobre todo buscando otra pelu...
Recordaba la Dominicana pero he optado por el "Cepillo loco" me ha rechiflado el nombre. He dicho mi frase ya habitual "lisito y con un poco de movimiento" que traducido aquí ha sido "lacio y abierto al final". Y así ha sido en menos de veinte minutos y por 7 dólares me han dejado como nueva.
Hay muchas ofertas de "reducción de medidas" masajes antiestrés y pedicuuuure, pero de momento no me atrevo y tampoco quiero ser infiel a mi chinita que me hace la pelmanente estupendamente.
De nuevo en Quito. Dispuesta a darlo todo. Dejo selfis de muestra...
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