Queridos hijos. Juancho, Ignacio, Marta, Almudena y Rafa.
Perdonadme. No sé si es la crisis doméstica, que me he tomado ración triple de Parlodel (me compré en el aeropuerto una dosis mayor y pensé que más cómodo y resulta que me ha sentado un poco mal y hoy devolvía por las esquinas) y tengo la hormona un poco revolucionada o simplemente que no soy tan fuerte, ni alegre, ni estupenda, ni generosa madre como me gustaría y en fin que me canso.
Queridos hijos me gustaría poder seguiros más de cerca, escucharos más pausadamente y no en diagonal y daros así respuestas serenas, acertadas, coherentes. Pero no siempre es posible, cada vez me veo más limitada, hay temporadas así. El día a día nos devora y parece que no hay momentos para encontrarnos. Hay que robarlos en el coche, en la consulta de un médico, en el rezo de la noche, o yendo a Loren.
Queridos las familias numerosas somos muy lucidas en las fotos, pero el día a día es otro cantar.
Aún así veo el reflejo de Dios en cada uno de vosotros, en la carcajada pícara de Rafa, en la mirada azul de Almudena y sus primeras lecturas, en el cumpleaños feliz de Martita, en el tesón y la belleza de Ignacio,en el madurar de Juancho.
Queridos míos disculpadme cuando estoy cansada, espero que aprendáis a quererme también en mi debilidad es duro pero muy bello.
Buenas noches.
lunes, 17 de noviembre de 2014
Parlodel 5 mg
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