lunes, 10 de agosto de 2015

La pata de palo.

Ya en Almería. Comienza el verano conocido, el siempre recordado, el idolatrado.  Paseo después de cenar hasta la segunda heladería. De la primera dimos cuenta por la tarde. Martita lidera en patines. Almu y Rafa paseando por el bordillo de la mano. Pisando rosa o blanco. Y  la charleta gira en torno a las patas de palo. Si duele ponerlas o quitarlas y a los  niños más. Y Rafa quiere ponerse una que vaya con parche. Aunque si duele se quita el parche. Y nos  cruzamos con la mujer que la porta, la pata. Y Rafa grita y Almu señala como en bajito y sin señalar que es a gritos y gesticulando y les doy la mano y miran de reojo y no, no quieren esa pata que además lleva zapato. Y   el bisabuelo ¿tenía esa pata? Pero era de otro color y dolía. Cuánto dolía, ponerla y también quitarla. ¿Y llevaba parche el  bisabuelo? No sólo pata. ¿de palo? Si, de palo.
Y tomamos el segundo helado, y paseamos y  charlamos, de patas de palo. Vacaciones, esto es.

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