domingo, 27 de septiembre de 2015

A mi manera.

Queridos todos.
Dice una amiga, buscadora de belleza y verdad en la ciencia, en la naturaleza y en su familia que aprende mucho de su hijo de nueve años, guapo por dentro y por fuera. Y a mi me pasa lo mismo e  iba  a guardar este escena para mi sola pero si no la escribía la olvidaría y si no la compartía os privaba de algo casi excelso...quizás exagero y sea amor de madre, como el de mi amiga.
Allá voy;
Rezo de la noche sin los niños. Sólo Marta y Almu. Martita se relaja y es más ella sin la presión varonil. Acerca el marco con la foto de Nuestra Madre y dice. Vamos a rezar 'a mi manera' y poniendo el marco en el suelo se arrodilla, recoge su cuerpo y esponja su alma y nos va enseñando a su hermana y a mi...primero doy gracias, nos dice, y damos gracias con ella, después le digo cosas en las que puedo mejorar, y enumeramos nuestras miserias, nuestros combates diarios, esos que nos hacen crecer...o enfangarnos (eso lo pienso yo, mucho más maleada y sin esa pureza innata) y después le digo piropos a la Virgen...y nos lanzamos las tres a unas deliciosas e improvisadas letanías a la Virgen que, estoy segura han subido directas al Cielo.
Si, al Cielo, porque esta niña me ayuda a creer, a trascender a saberme instrumento de algo que nos vertebra, que nos eleva y que como a mi amiga, de la misma manera aunque parezca que por distinto camino, aunque no lo es, nos hace seguir buscando la verdad, la belleza, el bien todo lo que despierta nuestra, a veces, tan adormecida humanidad.

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