sábado, 16 de julio de 2016

Londres. 30 años después.

Queridos.
Qué sensación la del paso del tiempo. El paso del tiempo en las ciudad.  En mi  ya multíparo cuerpo. El liberalismo londinense deja unas huellas atroces.  Los cinco partos y tres abortos, también.
Parece insensato decirlo pero nuestro Urbanismo es mucho más respetuoso con la ciudad consolidada. Y consolidada andaba yo cuando me levanto a las 4 de la mañana para que un inglés, con flema o no, diga que el 'Urban Law' prácticamente es inexistente. No daba crédito. El brexit se les ha subido a la cabeza o se les ha bajado a los pies. Menos mal que el representante de la ONU después lo arregló un poco porque darse la paliza para esto...
Pero el Urban Half Day de nuevo me llevó a esa África de constituciones importadas y costumbres no exportadas y a una ONU que prepara Hábitat III y yo con ellos. Y mereció la pena el madrugón.
Y en fin volver a pasear por Londres, tras 30 años,  me llevó a Liberty y sus flores, a pasear hasta caer rendida, a comer mal y disfrutarlo, a las rebajas caras y picar y a la experiencia estética en la National Gallery los cuadros que compraban los pintores, -me quedo con los que compraban Degas y S. Freud - y de nuevo querer llevar a los míos y soñar con hacerlo y subirlos como hice yo...hace treinta años a los leones de la plaza de Trafalgar.

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