miércoles, 15 de enero de 2014

ENFUSIÓN

Después de esta gloriosa tarde de estiramientos, en las que he hecho de todo menos ir al gimnasio ... esas tardes en las que alterno cálculo de porcentajes, determinantes demostrativos, posesivos, numerales ordinales y cardinales, el spelling de a-p-a-r-t-a-m-e-n-t , dictado Cecilia recoge cerezas de la zanja, lectura de carabás la rana princesa y la princesa rana, bajo dibujos para colorear, hoy de mochilas y unos delfines y uno de Feliz Navidad aunque ya ha pasado, reviso agenda ortografía ideovisual  no hecha bronca-no bronca sugerente pero firme pero -vale ya de hacerme la tonta- y toda la cocina de casa desarmada y todo el contenido de la cocina en el salón y desperdigado por aquí y por allá y yo misma desperdigada por la casa, resolviendo sin resolver, atendiendo sin escuchar, cenando un pollo asado en plato y vaso de plástico, pues son, como decía, una de esas tardes en las que, a falta de gin tonic, que no me va,  mi premio es una ENFUSIÓN y no es una errata de las mías sino un bello palabro (combinación de efusión e infusión).

Infusión que en estos días combino, bolsita de valeriana, pa' calmarme, y bolsita de "figura plus" pa' adelgazarme, y así creerme que la pócima milagrosa,  y sus eflluvios, pueden transformarme sorbito a sorbito, por dentro y por fuera. La realidad es que mi marido no soporta el olor, aunque hoy no está y por eso me he hecho mi taza xxl (cortesía de mi amigo invisible)  y que acabo de dar cuatro voces para que las niñas salgan de su cabaña y se vayan a dormir , me acaban de decir que están aburridas y mi frase -hay que aburrise y dormirse- y que llevo dos semanas intentando "cuidarme" y el peso sigue fijo en los -la ordinariez que sea- de kilos, y ni arriba ni abajo, debe ser: ¡atención al topicazo¡ que retengo líquidos o algo.

Y Efusión, la del Espíritu Santo, la que me encantaría que de una vez por todas hiciera efecto y no estuviera agazapada o transformándome sólo poco a poco, peor que la madre de Juan y Santiago soy, la que me permitiera volar y sacudirme (Franciscus dixit, por cierto me he terminado la exhortación), la que me permitiera mirar en la profundidad, con profundidad para la eternidad pero ligerita y como si nada pero como si todo y desbordarme constante, desparramada pero no desperdigada. La que me permitiera amar sin medir, sin pasar factura, sin calcular.

Pero hoy Samuel le decía al Señor al que no reconocía al principio "aquí estoy para hacer tu voluntad", pues eso, a seguir enfunsionándome y estirándome.
Buenas noches.



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