Como quizá os haya dejado pelín extasiados por la entrada anterior y aprovechando que ¡¡por fin¡¡ entro en el BLOG, y a pesar de que tenía una entrada dedicada a Almudena y que ha desaparecido en el móvil anterior, - causa de que no pueda escribir tanto y que voy a cambiar en breve porque tiene un teclado táctil que aborrezco-, he tenido varias entradas en mente, escenas, imágenes bellas, teselas. Aquí va una.
Un día escuché por el pasillo de la facultad que las familias numerosas están bien para verlas en las fotos, que lucen mucho decían al verme pasar embarazada...y no les falta razón, hay mucho topicazo en torno a la familia extensa, se crían solos, se ayudan entre ellos, donde comen tres comen cinco, se aplican economías de escala y demás y tal y todo eso.
La realidad como en toda imagen estereotipada, - la maternidad esa divina de madres tipazo a los tres días de parir, esos padres entregados al cambio de pañal y el arrullo tan, tan posmodernitos ellos, en fin que me voy, como decía la realidad, y Rocío esto va por ti es bien distinta...no se puede pensar linealmente, en una única dirección, y todo se multiplica, las voces, los requerimientos, los mocos, los celos, las tensiones, los gastos, siempre los gastos...
En esa lucha, porque es una lucha, bella y dura al tiempo hay dias en los que parece que el esfuerzo, que los noes, que el intento de limitar para crecer hacia arriba, que la llamada -de la selva- a la generosidad, que la alegría simple y sencilla de compartir en familia se instala, nos va contagiando a todos y logra que realmente seamos lo que parecemos en las fotos... eso fue una tarde de domingo en un parque y una cena en una mesa redonda probando sabores disfrutando de lujos (asiáticos-era un restaurante chino), los siete. Bello.
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