miércoles, 29 de octubre de 2014

Lo santo. Respuestas a un marciano.

Queridos todos:
Se me caen los ojos del sueño, estoy agotada pero en mi debilidad espero que Alguien se haga fuerte en mi y me inspire y saque de mis adentros lo que pretendo decir, a ver si logro parecer mínimamente (sobre-esdrújula, las hemos dado esta semana) sensata, aunque creo que no.
Si un marciano llegara a la facultad y entrara en mi despacho (sensata no parezco, lo sé, pero es que éstas preguntas ya sólo las hacen los extraterrestres estamos tan en el subsuelo del día a día, tan agazapados...) y me preguntara con toda naturalidad, porque para él la pregunta sería de lo más normal, ¿cómo vives y percibes lo sobrenatural, "lo santo" en tu vida?...así a bocajarro, ¿Qué le respondería?.
La pregunta  está hecha en primera persona, no en un reflexivo que me permitiera responder con un "aquí, en la tierra, SE vive" bla, bla, bla.
Además de algún que otro balbuceo creo que, a día de hoy, mi respuesta sería: experimento lo santo, lo que no viene de mi pero estás en mi cada vez más arraigado en mis entrañas, sobre todo (y el marciano que como buen marciano no se tendría que escandalizar por este comienzo, sino que querría aprender de mi experiencia, de la mía), cuando voy a un lugar bello y recogido a pesar de que los hombres a veces lo  deformamos, y ya estaría cayendo en el reflexivo o en el plural generalizador y huidizo y volvería a empezar.Sobre todo, repetiría, experimento y vivo mi trascender, mi sed de ser eterna, cuando en ese lugar  hay algo que parece mágico, que parece sencillo, que hasta lo hago a veces rutinario, pero que cuando lo vivo con verdadero recogimiento físico y espiritual provoca una implosión de mi corazón, de mis afectos, y genera una energía que brota de lo más profundo de mi ser, y  estalla, y esa fuerza sobrenatural no viene de mi, es más grande que yo, y para que lo sepa, me hace llorar, con aparente desconsuelo que realmente es un bálsamo reparador, mejor que cualquier betadine, y me sana y renueva y todo esto se produce, perdona el reflexivo, después de comulgar que es recibir un trozo de pan, que ya no es pan sino el Cuerpo de Jesucristo que es el Hijo de Dios, que es Amor.
 Y ahí, me callaría porque no sabría seguir y le diría, no me preguntes más sobre todo esto porque también yo dudo, a pesar de tanta prueba y de tanta lágrima y por eso últimamente sólo pido migajas, a pesar de que me inviten al banquete, y barrunto para mis adentros y a veces también para mis afueras "Señor creo, pero aumenta mi fe" y lo repito y lo repito.
Y quizás nuestro marciano no se quedaría del todo contento, no me extraña, y entonces le invitaría a mi casa y le diría que le hiciera la misma pregunta a mi hija Marta que este año comulgará por primera vez, entonces ella, que si es sabia le diría, como me dijo a mi:  "Mami hoy sé que Dios está conmigo, porque tengo una alegría por dentro que me sube así  para arriba y me hace estar ¡tan contenta¡", y entonces, nuestro marciano,  partiría también feliz con su respuesta.


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