lunes, 14 de agosto de 2017

Ordago a grande.

Queridos.
Estoy en Cambridge Massachussets (me parece que me sobra alguna 's'). Vengo a un Symposio (así de ampuloso lo han llamado) sobre 'value capture' que organiza el Lincoln Institute of Land Policy.
Primeras sensaciones en Harvard:  huele mal. Muy mal. A refrito. Ese olor americano que se te mete hasta el tuétano. Es un olor mascable.  Denso y artificial, se te pega al cuerpo. Todo huele así. Se te quitan las ganas de comer nada.
Es muy cosmopolita pero muy europeo. Siempre pienso que todos los que pasean por aquí son listísimos por el mero hecho de estar aquí.
Doy un paseo por esta pequeña ciudad que para ser americana es muy ciudad.
Descubro en frente del hotel una tienda que hacen las cejas...estoy tentada pero me contengo. Visito las tiendas corporativas de Harvard para hacer fotos y acertar en los souvenirs. Le quita sorpresa pero ganamos en eficacia.Me deleito en una perfumería, estas cosas sólo las puedo hacer en el extranjero y Jennifer la dependienta de origen Taiwanés me hace un repaso de todas las cremas de noche que tiene. Y sin que yo se lo pida me da unas muestras. Le cuento un poco mi vida  y así me suelto con el inglés.

He localizado la Iglesia Católica. Mañana es la Asunción. Buenos horarios de misa. Dentro de Iglesia había una señora sentada tranquilamente hablando por el móvil...a lo mejor rezaba, qué se yo. Yo echo mis rezos y me acuerdo que hace 5 años empezó mi periplo por el mundo en Portland.  Lo que ha llovido. Gracias a quienes me sostienen en este trayecto. Infinitas gracias.
Este viaje es un órdago a la grande. Lo he echado, espero que lo vean...y ganarlo.

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