sábado, 16 de septiembre de 2017

Entre barrotes.

Semana de exámenes en Centros Penitenciarios.
Y yo que me hacía en el High Level Meeting de ONU Hábitat en NY para la que tenía acreditación como 'observer'. No ha llegado mi momento Emma Watson o Angelina Jolie para hablar en la General Assembly a pesar de que lo solicitamos. Me faltan un par de películas y algún  Oscar,  y quizá otros cuantos kilos menos o algunos libros más. ( aprovecho cuña publicitaria...mi primer libro en inglés está ya en el horno).
Al grano.
Amanece por la carretera de Andalucía. Espectacular. Voy nerviosa. Nunca he estado en la cárcel. Llego con una hora de antelación. Los controles. Las puertas. El 'molinillo'. Es frío pero todo está muy controlado. Limpio. Cuidado. Nada más entrar hay un gran mural que es  una fachada de una catedral. La diferencia es que si levantas la vista en vez de un cimnorrio   te encuentras con una alambrada de espino.
El Módulo Uned está al fondo. Tenemos  que recorrer la cárcel entera  hasta llegar.  Hay dos aulas, una biblioteca y un despacho.
Y comienza el desarrollo de los exámenes. Es el mismo proceso que antaño. Todo manual. Sin informatización. Pero con el mismo control y cuidado que es la garantía y el gran estándar de calidad de la UNED. Examinamos en toda España. En el extranjero en las cárceles en un proceso que garantiza y brinda las mismas oportunidades a todos los alumnos. A todos .
Y allí estaban esos todos. Alumnos-reclusos no más de diez por sesión. En el aula concentrados en su examen y ante ellos, ante ellos  la pregunta no sé si morbosa, o inquieta o simplemente lógica:
¿Qué les ha llevado aquí?
Y rumio un rosario, y barrunto avemarías desordenadas por cada uno.
No se puede tener móviles.  Cuando ya quedan  pocos leo un artículo, estudio, me concentro  cómo ellos. Unidos en el esfuerzo de saber para crecer. Y doy gracias por todas mis oportunidades.
¿Qué me ha llevado hasta aquí? .
Terminan las sesiones. Salimos. El cielo azul. Limpio. Castellano. Respiro hondo y profundo. Vuelvo a Madrid escuchando y cantando a Taburete. Sus canciones, se te impregnan  cómo el olor a tabaco de la cárcel.
Como en casa de madre. Me hace sentir muy hija. Bandeja de canelones para mi sola (está claro que me alejo de Emma Watson). Mesa y mantel cuidados. Contemplo sus cuadros que son imágenes que cuelgan también en mi alma, son mi primera  memoria estética.
Hoy parecen tener más luz. La luz de la libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario